Un consejo para proyectar tu autoridad siempre que hables en público

Hoy quiero hablaros de la autoridad que necesitamos proyectar como oradores cuando tenemos que hablar en público. La A de autoridad es justo la letra del medio del Método BRAVO y en ella se fundamenta buena parte del éxito de un discurso, y saber que la estamos proyectando adecuadamente nos va a generar muchísima confianza hacia afuera y hacia adentro. Por eso quiero daros algunos trucos para saber cómo generar autoridad, cómo convertirte en el top en tu materia y cómo incorporar todo eso en tu discurso.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que la mayoría de las veces los demás nos respetan en función de la autoridad que proyectamos, y no de la que tenemos. Piensa por ejemplo en toda esa gente que tiene un montón de autoridad, como puede ser un dentista que tiene un conocimiento inmenso y una experiencia de muchos años, pero no es capaz de comunicarla a los potenciales pacientes que podría tener alrededor de su consulta.

Pero no voy a hablar ahora de este tipo de situaciones específicamente, sino de otras que me plantean a menudo las personas interesadas en mejorar su capacidad de hablar en público. Me explico: en general, la autoridad en nuestro discurso la vamos a lograr presentándonos; tras dar la bienvenida y reconocer a nuestro público y a nuestra materia, llega el momento de comunicar quiénes somos y por qué somos la persona indicada para hablar de ese tema. Y en este punto, muchas veces me preguntan cómo se puede hacer esa proyección de autoridad ante un público que ya te conoce, por ejemplo, cuando tienes que hablar con los miembros de tu equipo de trabajo. Llevas un montón de años trabajando con ellos y si se te ocurre presentarte pensarían que te has vuelto loco o loca. Entonces, ¿qué podemos hacer, y cómo funciona en estos casos la A de autoridad?


La autoridad como resorte psicológico de la persuasión

Recuerda que esa autoridad que debes proyectar en tu discurso es un resorte psicológico de la persuasión; es decir las personas que nos escuchan necesitan tener esa información para respetarnos más a nosotros y a nuestro contenido. Así que aquí la A de autoridad va a responder a dos preguntas que, aunque la audiencia no sea consciente, están ahí agazapadas en su mente de forma inconsciente, y si tú les das respuesta, van a seguir escuchándote muy a gusto. En cambio, si no se las das, no podrán evitar tener cierto resquemor y se estarán cuestionando quién eres tú para hablar sobre eso.

Las dos preguntas mágicas que inconscientemente se está haciendo la audiencia, y que tú debes responder, son: “¿Por qué tú?” y “¿Por qué ahora?”. Ojo, en este punto hay quien puede pensar que la respuesta sería fácil: “porque soy el jefe y porque me parece oportuno”, pero no se trata de recordar quién tiene la potestad o está legitimado por la jerarquía para hablar o tomar decisiones. En realidad, aquí las dos preguntas vienen a significar “Por qué yo en este momento estoy hablando de lo que yo hablo”.

 

Contextualiza tu discurso

¿Cómo podemos proyectar nuestra autoridad e incluso generar aún más en una situación como esta? Por ejemplo,  si estás hablando a tu equipo de ventas, puedes plantear la cuestión en estos términos: “Llevo todo este mes investigando sobre las últimas tendencias en advocacy marketing, o sea, marketing de recomendación, es decir, cómo cuando alguien en cuya autoridad confiamos nos recomienda algo, aunque sea un poco más caro, lo compramos.

Llevo un mes analizando como lo han hecho en esta compañía y he aprendido tres claves que nos pueden ayudar a que nuestro negocio pase al siguiente nivel. Además, no solamente es que lleve un mes con este tema, es que he recordado cuando yo estaba en tal compañía multinacional…”. Es decir, estás comunicando por qué eres tú la persona que mejor puede hablar sobre eso ahora. Después se trata de contextualizar por qué ahora (“porque en el próximo trimestre la idea de crecimiento que tenemos es de… y aplicando estas técnicas lo tendremos mucho más fácil”). Es decir, estás contextualizando quién eres tú para hablar, más allá de que seas la jefa o el becario (por qué tu) y das todos los datos que puedas para bajar esa idea a tierra, y lo contextualizas en el tiempo (por qué ahora). Te puedo asegurar que cuando haces esto, en la mente de los que escuchan entienden que te tienen que hacer caso, que tienen que poner atención a lo que dices, y cuanto más atienden, más entienden, y cuanto más entienden más atienden… y cuando entienden y atienden, tú ganas credibilidad.

Como ves, proyectar autoridad va más allá de una presentación abstracta o de recitar un currículum o una trayectoria profesional. Si quieres que tu discurso sea realmente eficaz y persuasivo, pónselo fácil a quien te escucha y contextualiza todo lo que puedas tu autoridad para hablar en ese momento.

Abrir chat
Hola,
¿En qué puedo ayudarte?