El círculo de la excelencia: saca a la luz esos recursos que no sabías que tenías

Hoy quiero aprovechar para compartir con vosotros y vosotras un truco muy sencillo y muy práctico que te puede ayudar a disponer de algunos recursos que ya tienes, pero que pensabas que no tenías. Parece casi una adivinanza, pero no lo es. Por ejemplo, cuando pensamos en hablar en público nos gustaría imaginarnos haciéndolo con aplomo, con seguridad y determinación, pero los recuerdos que nos vienen a la mente suelen ser justamente los contrarios: aquella vez que lo pasamos tan mal porque nos temblaban las piernas, o cuando nos faltó la voz…

Esta técnica de programación neurolingüística, o PNL, que os voy a contar ahora, la podéis aplicar para la comunicación y para la vida. Os permitirá tener ese recurso que os gustaría tener, esa seguridad, esa calma, la tranquilidad… y por qué no, la pasión y el entusiasmo (os recuerdo el origen de la palabra en la Grecia clásica, cuando decían de los que hablaban con entusiasmo que estaban poseídos por la divinidad y por tanto tenían el favor de los dioses).

Por eso os voy a contar hoy en qué consiste el “círculo de la excelencia”. En PNL se habla mucho de los anclajes, de los cuales ya tenemos cientos en la mente. Por ejemplo, yo cada vez que huelo a madera quemada, a chimenea, etc., me traslado a cuando era pequeña y asábamos patatas en la chimenea de mis abuelos. Otro ejemplo lo tenemos con la música, ¿o es que nunca os ha asaltado el recuerdo de un ex cuando sonaba cierta canción en la radio cuando ibais en el coche? Pues eso son los anclajes. Lo que quiero es hoy ese anclaje lo elijas tú a tu antojo, y que te ayude a tener un extra de seguridad o calma, o cualquiera que sea el registro que necesitas para hablar en público. Vamos con el círculo de excelencia, pero recuerda tienes que jugar un poco conmigo. Prueba, porque es muy fácil y no cuesta dinero, pero puedes ganar mucho.

Cuando puedas tener un momento para visualizar, imagina delante de ti un círculo; a mí me ayuda cerrar los ojos, quedarme un rato a solas en el salón… Hazlo en tu despacho, o en esa habitación en la que te gusta leer. En silencio, cierra los ojos y ponte de pie. Imagina delante de ti un círculo, como si lo hubieras dibujado con una tiza, lo suficientemente amplio para que entres. Ahí visualiza todos los recursos que te gustaría tener. Por ejemplo, yo cuando tengo que dar una charla en inglés, pienso que necesitaría un extra de calma, o de valentía o de determinación. Elijo esos tres recursos para meterlos en el círculo. Es solo un ejercicio de la imaginación, pero la mente es tan poderosa, que a veces sentimos miedo solo recordando o pensando en algo que puede que ni siquiera vaya a ocurrir

Por eso te pido que esta vez juegues con tu imaginación, que tantas veces te hace trucos, ahora quiero que le hagas un truco a ella. Una vez que tengas los recursos en el círculo, juega con ellos en tu mente y en un momento dado, da un paso adelante. Piensa en una circunstancia de tu vida en la que has sentido calma, quizá lo puedas acompañar con un color, o un sonido, para mí pueden ser las olas del mar. Piensa cómo era esa calma, cómo respirabas, que sentías que pensabas, que te decías… Cierra un poco el puño, y atrápalos.

Así vas preparando ese disparador. ¿Recuerdas a Paulov, que le ponía al perro un dispositivo que hacía sonar la campanilla? Pues eso es lo que haces, pero en vez de campanas en tu mente hay calma y esa calma que vivía en ese momento, la anclas en tu puño. Haz una respiración y pasa al siguiente recurso, que es la determinación y piensa en aquella vez que te enfrentabas a un reto pero lo superaste con valentía. Yo vuelvo a aquella charla en inglés que fui capaz de dar con éxito, recuerdo cómo respiraba, cómo estaba erguida, como eran mis pulsaciones, y trato de sentirlas y repetirlas tal y como eran, para eso repito algo como esto: “voy a ver ahora lo que antes veía, voy a sentirme ahora como antes me sentía”. Después lo anclo en mi puño, apretando un poco las manos cuando sienta que lo tengo, y luego me relajo. Mi tercer recurso o extra era la valentía, ahí recuerdo cuando me declaré y tuve la valentía de hacerlo, recuerdo cómo era aquel lugar, en cómo me sentía, en que veía, cómo sentía cosquillas en el estómago, eso está muy bien porque me hace sentir viva, y cojo esa sensación y la anclo, la respiro, la hago totalmente mía y siento por unos instantes lo que aquel día sentí el principio de la historia de amor que hoy me hace suspirar.

Ahora que ya tengo los tres recursos anclados, es el momento de dar un paso atrás y preguntarme algo que me saque del estado en el que estaba, por ejemplo, ¿qué cené ayer? Y cuando me pongo a pensar en la cena de ayer, se me olvida cómo estaba. Doy de nuevo un paso adelante, recojo mis tres recursos del círculo, los anclo sintiendo lo que sentía y los lanzo en mi mano. Vuelvo a dar un paso atrás, y pienso en cuanto es cuatro por nueve; me vuelvo a relajar, y vuelvo a dar un paso adelante, entro en mi círculo mágico, por qué no, y vuelvo a anclar los tres instantes en los que sentí calma, sentí determinación y sentí valentía. Y por supuesto lo anclo a mi puño derecho.

¿Cómo funciona un anclaje como este? Muy sencillo. A lo largo de los días antes de esa presentación o momento importante, cuando des tu opinión, cuando hagas algo que demuestre determinación, aprieta un poco el puño y esos recursos se van reforzando y fortaleciendo con cada una de esas situaciones similares, y aquí viene cuando el anclaje funciona. Cuando llega el día en que tienes que en público y usar esos recursos, tu cuerpo, tu mente, tus células, todo tu ser todo tu ser, sabe que a la hora de apretar tu puño vas a encontrar dentro de ti esos recursos que siempre han estado dentro de ti y que ahora afloran y generan un desencadenante psicoquímico, que en tu cuerpo se experimenta bajando el cortisol y subiendo la adrenalina y la testosterona. En décimas de segundo, solo con apretar tu mano vas a notar cómo hay un refuerzo extra de esos recursos que siempre te han pertenecido. ¿Qué te parece el círculo mágico de la excelencia?

Este consejo no solo sirve para hablar en público, sino para cualquier cosa que quieras conseguir, cualquier cosa que te esté costando. Puedes hacerlo con algún otro gesto, pero la imagen del puño es muy poderosa, además de que si tienes un desencadenante más complejo, como tocarte un hombro, o un codo, se va a notar mucho y puede quedar raro, pero el puño es algo que tienes siempre a mano, nunca mejor dicho, y solo apretando unos segundos esa mano, o puede ser un dedo, solo con un gesto pequeño, el torrente psicoquímico reacciona al momento y en unos instantes sientes que ese recurso es tuyo. Así que no lo dudes, hazlo tuyo, hónralo y desarrolla tu mejor versión.

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