Tres claves para mejorar tu comunicación durante la cuarentena

Una de las situaciones que estos días extraños han traído a nuestras vidas es que debido a la cuarentena y al teletrabajo que estamos aplicando a marchas forzadas, muchos profesionales se ven en la necesidad de hablar ante una cámara para comunicarse con sus compañeros de equipo, con sus jefes, etc. Estos días no dejan de pedirme consejos para mejorar esas habilidades de comunicación y perder el miedo a hablar en público en cualquier situación, y a eso dediqué el otro día mi charla en las Alienta Talks de Instagram que con Roger Domingo como moderador ha lanzado Alienta Editorial. Estas son las tres claves que compartí con toda la audiencia para aprovechar estos días y mejorar nuestra comunicación cuando tengamos que hacer un directo con nuestros compañeros de trabajo, o para prepararnos para el momento en el que todo esto pase.
  • Primera clave: grábate. Lo primero que te voy a pedir es que te grabes, ahora que todos tenemos un smartphone y tiempo para hacerlo, grábate y mírate sin complejos. Observa si te tocas mucho el pelo, si giras la boca para un lado o para otro… Eso sí, no te mires con los ojos de ese director o directora que todos tenemos en la cabecita y que a veces es un poco duro con nosotros mismos. Mírate con cierta sensación de indulgencia, perdónate tus pequeños fallos, pero date cuenta de lo que puedes corregir. Apúntate este lema: “lo que no se puede medir, no se puede mejorar”, así que grábate y “mide” tus actuaciones.
¿De qué hablar en esas grabaciones? Estos días puedes aprovechar el tiempo para ir grabando un pequeño diario hablado, en el que cuentes lo que vas haciendo… Luego analiza tus gestos y mejóralos la próxima vez. ¡Verás lo útil que es ese ejercicio!
  • Segunda clave: las historias, el lubricante de los discursos. Lo que realmente hace que un discurso fluya bien son las historias o las anécdotas, así que estos días aprovecha para hacer acopio de ellas… habla con tu familia, con tus mayores, con tus amigos, ya sea en directo o gracias a las tecnologías, y escucha todas esas historias que tienen para compartir.
Con ellas podrás luego alimentar lo que llamo “ideas corazón”, esas que darán cuerpo a tu discurso y te ayudarán a que quienes te escuchan empaticen con lo que estás contando. Estas anécdotas las apoyarás luego con datos y hechos, las “ideas cerebro”, pero como en un buen documental, se trata de que esos datos realmente lleguen a la audiencia, y eso se consigue con las historias que los ilustran.
  • Tercera clave: aprende a modelar. No, no hablo de modelar en barro ni nada de eso, como a alguien le podría venir a la cabeza en estos días de sofá y película (¿alguien ha mencionado Ghost?). Hablo de, como se dice en programación neurolingüística, modelar a alguien que lo hace bien, fijarnos atentamente en quien nos gusta hablando. Hay muchísimos autores y oradores a los que puedes aprovechar para ver estos días. Obsérvalos y apunta en una libreta los que te gustan y por qué.
A mí por ejemplo siempre me ha gustado la forma de expresarse y moverse en el escenario de la psicóloga social de Harvard Amy Cuddy, con quien he tenido la suerte de coincidir. Así que cuando la veo hablar pienso qué parte de eso puedo hacer mío. No se trata de hacer un corta-pega, de imitar a alguien y volverte una copia, no. Sería extraer lo que te gusta de un orador u oradora, y preguntarte por ejemplo, cómo podrías emplear el humor que emplea Ken Robinson, o cómo podría aprovechar el ejemplo de Amy Cuddy, qué hay en su cuerpo, qué hay en su voz, en sus gestos, cómo hace un argumento más fuerte a través de una historia… Se trata de ir apuntando todas esas cosas del lenguaje verbal y el lenguaje no verbal de todas esas personas que nos gustan al hablar, y por suerte hoy, gracias a las plataformas de Internet, podemos acceder en casa a estupendas charlas y presentaciones y aprender con ellas. Estos tres sencillos pero potentes consejos te pueden ayudar mucho a mejorar tu comunicación en público, y estos días nos ofrecen una buena oportunidad para trabajarlos. ¡Espero que te sean útiles!
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